"¿PROPÓSITO O MANIFIESTO 2025?"
- Amparo Velasco
- 24 ene
- 4 Min. de lectura
No sé ustedes, pero este nuevo año 2025 me pilló en un estado emocional bastante extraño.
No sabía si sentir esperanza e ilusión o quedarme en la ansiedad de lo que viene, y en la urgencia por aprovechar al máximo cada año que me queda. Y es que ahora cada año que pasa me asusta un poquito. Es inevitable para mí hacerme las siguientes preguntas:
¿Me queda un año menos y qué he hecho?
¿Qué me falta por hacer?
¿Qué es lo que realmente quiero hacer?

Uno se va encontrando por todas partes con la frasecita del “propósito”, con titulares del tipo “Encuentra tu propósito y todo va a cambiar”, o “Deja lo que no te sirve y dale espacio a lo nuevo”, en fin, frases como éstas. Les digo que yo terminé pensando que tal vez no tengo ningún propósito,…o que mi propósito es seguir buscándolo. Paradójico, ¿no?
Ya el tema de la fiesta de Año Nuevo me estresa, porque me he auto impuesto la obligación de pasarlo súper bien, con un ambiente increíble y bailar como un trompo y feliz toda la noche. Porque todo el mundo sabe que eso es el mejor augurio para tener un nuevo año espectacular. Pero al final, lo que termina pasándome nunca alcanza mis expectativas, y me quedo con la sensación de que estuvo “regularcito” no más. No estuve ni tan feliz, ni bailé tanto como quería. Es decir, los primeros minutos del año ya me dejaron con una sensación de desilusión que después debo trabajar obsesivamente para convertirla en algo positivo, (porque soy muy matea en esto del pensamiento positivo), para evitar que se transformen en una profecía negativa y autocumplida.
Por eso, ¡me obligo a darle la vuelta a esa sensación trasnochada de mente y cuerpo y convertirla en imágenes mentales de pura felicidad! No crean que es tan fácil y por supuesto que requiere de cierta maestría hacer que tu mente te obedezca. Eso también todo el mundo lo sabe, y a mí, me sigue costando bastante. Es mucho más fácil que aparezcan los pensamientos indeseables y que me secuestran por varios minutos sin darme cuenta siquiera. Pero hay que hacerlo con tenacidad y yo me obligo, de lo contrario, la preocupación infinita por haber desperdiciado la oportunidad de asegurar el mejor presagio para el año, se instala en mi mente.
Después de la fiesta, siempre recuerdo una creencia que aprendí en el sur: “Los primeros 12 días de enero representan cada mes del año.” El 1, 2 y 3 suelen ser calurosos, simbolizando enero, febrero y marzo, mientras que el 6, 7 y 8 tienden a ser más frescos y nublados, como los meses de invierno. Incluso en Santiago, siempre encuentro alguna nube que confirme esta teoría, especialmente en los días “invernales”, y disfruto comentarlo con los santiaguinos escépticos. Es un pequeño ritual que me conecta con esa mirada mágica y sureña hacia lo cotidiano, y lo amo.
Este inicio de año hice algo diferente en esos 12 días: me senté con una amiga en un café a compartir nuestros “Manifiestos para el 2025”. No eran metas ni planes por hacer (eso ya lo hacemos en piloto automático; ambas somos bastante programadas y estructuradas con nuestra mente ingenieril), sino formas de ser y estados internos para afrontar el año. Tuvimos un intercambio de “propósitos” o “manifiestos”, como ella tan sabiamente los llamó, y nos copiamos un par que nos calzaban perfecto a cada una. La cosa era ir más profundamente a nuestra esencia. Y en ese ejercicio de introspección descubrimos un montón de cosas comunes y valiosas que merecía la pena mantener y destacar, y otras, que definitivamente había que eliminar. Pero todo poniéndolo en positivo, claro está. ¡No perdamos el foco! ¡Siempre en positivo!
Mi primer manifiesto fue potente: ¡¡Soltar Todo!!
Y sí. Este año tengo que soltar especialmente aquellas cosas que me robaron momentos que pude haber disfrutado del año 2024 y que no lo hice porque me quedé pegada. Porque entender que hay recuerdos que no nos sirven, no es el tema. Es cómo atreverse a soltarlos… Soltar lo que no me sirve, lo que me roba la alegría, y lo que no puedo controlar. Es un acto de fe en la vida y en los procesos de ella. Algo que todavía me cuesta, pero que sé que debo aprender a hacerlo.
Mi segundo manifiesto fue: ¡¡Agradezco por Todo!
Por lo que ya tengo y por lo nuevo que vendrá. Ponerme en “modo agradecimiento” por todo lo que soy y lo que tengo, es una experiencia que me envuelve en una calidez exquisita, y que me ayuda a ver el mundo, mi vida, a los que me rodean y a los que quiero, de una manera más intensa, feliz y consciente.
¡La vida se vuelve más real y la vivo más despierta! Darse cuenta de que estamos viviendo y agradecer por todo me ha ayudado mucho y además me ha ayudado a cumplir con mi primer manifiesto.
Mi tercer manifiesto fue el de mi amiga que hice propio: Rodearme de Personas Luminosas.
¡Y eso cada vez lo encuentro más y más importante y necesario! Elegir compartir mi tiempo con personas que me inspiran y elevan mi energía, es una decisión poderosa que debería haber tomado hace mucho tiempo.
En este año 2025, elijo soltar todo lo que no me sirve, vivir agradecida, y rodearme de personas luminosas que enciendan mi energía. Porque, al final, creo que vivir con propósito no es encontrar una respuesta única, sino atreverme a crear una vida que me haga sentir plenamente viva.
Y finalmente te invito ahora mismo a escribir “Tu Manifiesto 2025” y compártelo con una amiga o amigo antes de que el primer mes del 2025 acabe porque si no, no se cumple……ja ja ja ja….
¡Te mereces transitar tu año 2025 con Tu Manifiesto!
Soltar la certidumbre y aceptar que no hay control absoluto sobre el contexto que nos rodea es el camino, la creencia contraria sobre control absoluto del contexto y las circunstancias no se condice con ka evidencia experimental ;-) .
Si se unen los tres propósitos en uno (soltar, agradecer y rodearse de seres positivos), puedes dar un salto reflexivo: no se trata de uno sino de un objetivo colectivo en que te mueves desde la complementariedad con otros.
Saludos
Pepe